La princesa estaba embrujada. Dormía hasta que llegase un príncipe de veinte años, pelo negro y ojos verdes. Llegó. La besó. Se despertó. Los ojos y el corazón de la princesa estuvieron a punto de estallar.
Le dio las gracias, cogió su caballo y se fue para casarse con el hijo del molinero, de quien estaba enamorada.
José Manuel Hernández. Violeta y otras cosas primeras.
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