domingo, 16 de enero de 2011



re-comienzo este fin de semana, la lectura de la novela El niño, del escritor Hanos Hay. quedo definitivamente atrapada en la página diez. me gusta su forma de describir las relaciones humanas. maridomujerpadremadrehijo. llenas de crudeza, de realidad cotidiana. nada de vanalidades, romanticismo e ilusiones. de da igual de donde seas porque esto es lo que hay, aquí o allá.

"Lo pensaba muchas veces, casi lo planeaba, sin embargo, había siempre algo, ni siquiera ella misma sabía qué, que le impedía llevarlo a cabo. Una vez tuvo la idea de que tenía la imaginación demasiado febril, y por eso veía tan vivamente la cabeza cortada del hombre tumbada en la cocina sobre los cuadros de las baldosas, gimiendo como un animal cuando se le corta el cuello, y perdiendo sangre poco a poco, gota a gota, mientras que el aire que salía de aquel corte abierto volvía espumoso aquel caldo de sangre; todo eso lo veía tan claramente, que no se podía imaginar que fuera más real que el momento en que de verdad acabara con él. Además, entonces terminarían para siempre las carnicerías nocturnas, aquello sería el final del hombre, pero también el de ella, se acabaría para siempre, y encima ella tendría remordimientos. Eso se lo dijo la vecina, que también los remordimientos la atormentarían, y no sólo no se sentiría satisfecha al recordar al hombre despedazado y trinchado, que ahora por fin había recibido su merecido, sino que le resultaría más bien horroroso y desesperante. En cambio, de no llevarlo a cabo, podía acabar con él todas las noches."

me gusta su constante ironía y su clara irreverencia.

"Más tarde, la madre del joven correría bajo la ventana de aquella casa lamentándose: hijo mío, tu padre. En aquel momento el joven maldijo el instante en el que había abandonado la idea de desertar de la mili y de coser a balazos a aquel hombre que era su padre, a pesar de que una vez un cura, al que le había confesado aquel propósito suyo, le dijo que pensara en el redentor, en lo mucho que él había tenido que sufrir, y sin embargo ni siquiera en medio de sus mayores tormentos había dicho que cuando se muriera y llegara al reino de los cielos, buscaría a aquel cabrón de mierda y le partiría los morros, y que le haría pagar con creces primero por lo que le había hecho a él, y después por la creación misma, por todo aquello que le había hecho al mundo. Por lo tanto, el hombre también debía mostrarse comprensivo, dijo el cura, y rezar arrodillado delante del altar cinco credos y tres padrenuestros para que su pecado le fuera perdonado."

El niño, del escritor Hanos Hay. Baile del sol. 2011

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