miércoles, 27 de octubre de 2010





Imagino a mis gatos este fin de semana reunidos en cónclave, decidiendo qué regalito hacerme. Al final optaron por dos, el pobre de la foto y una lisa. Pensé al verlo, que me vendría de perlas para un posit: "Premonición: así nos vamos a quedar cuando anuncien el recorte de presupuestos para cultura del próximo año".

No me dieron tiempo. Así me quedé ayer, cuando me enteré que nos habíamos quedado sin Dirección del Libro, Archivos y Bibliotecas. Desapareció, sin más anuncio, sin más discusión, sin más vamos a ver. Hablo contigo por la mañana y recoges tus cosas por la tarde.

Evidentemente no entiendo nada de política. Pero saber de esta desaparición me afectó. No porque estuviera de acuerdo en las no-políticas que se llevaban a cabo, no voy a ir de hipócrita, pero uno siempre guarda la esperanza de encontrarse con alguien, sino hoy mañana, que demuestre un interés por el sector, por la empresa, y que apueste por medidas eficaces de fomento, de formación y de tantas cosas.

Ahora, no es que hayan cambiado de persona, es que ahora estamos en el mismo sitio de hace 5 o 6 años. Ya ni siquiera tenemos el rinconcito donde reconocernos como medio sector.

¿Y el sector?

No he llamado a nadie, nadie me ha llamado.

¿Deberíamos hacer algo? ¿Se puede?

Vaya desastre.

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