domingo, 27 de marzo de 2011


mariconeando todo el día, intentando trabajar, intentado descansar, intentando leer. imposible todo. sensación de día perdido, algo de mala conciencia. cuatro libros pendientes, descansa un rato mañana es lunes...

me quedé enganchada en la relectura de Loca Novelife, de Elvira Rebollo. impaciente porque llegara. la empiezo y ahora no quiero que acabe. la estoy saboreando. como si la leyera por vez primera, me ha hecho reir, y ha conseguido levantar mi ánimo. Stoner me pareció brillante, absolutamente extraordinaria El niño, de Háy János, y esta Loca me tiene cautiva. es buena-buena, de principio a fin. te envuelve.


..."Un dieciséis de septiembre me dejaba frente al frigorífico de nuestra casa en Lyón, después de haber hecho la compra semanal en el Carrefour. Bajo una escolfriante flema francesa me aseguró que era lo mejor para mí, quince días después me confesó, en el solfá del salón, que se llamaba Severine, que la había conocido antes del verano, y que le encantaba porque corría maratones y hacía viajes a África. Me bastó una semana para empaquetar todas mis cosas, meterlas en el coche y arrancar hasta llegar a casa de mis padres en Bilbao. Se me metió el alma en el bolsillo del pantalón cuando, a las dos de la madrugada, mi madre me abrió la puerta y me abrazó.


Entré en Cruz Blanca, vi a Marieta pidiendo en la barra. No nos veíamos desde hacía casi dos meses pero no fue un reencuentro efusivo. Me miró y me abrazó tiernamente, venga, chiquitina, venga. Nos sentamos en una mesa alta, ella con un botellín de agua y yo una tila. Poco a poco fueron llegando todas, que con cariño me besaban y me preguntaban en silencio qué coño había pasado. A pesar de no haber echado azúcar en la tila, la estuve removiendo durante toda la hora mientras las oía hablar de esto y aquello. La angustia me llegó de dentro, me apretaba el estómago para no dejarla salir, sorbito de tila, tintineo de cucharilla, en una taza casi vacía y un gusano amargo que me subía por la tráquea, me faltaba el aire. Se me escapó el dolor sin darme cuenta, ellas callaron, yo me estrujé las tripas para calmarme pero terminé por vomitar llorando mi tristeza".


Loca Novelife. Elvira Rebollo. Baile del Sol 2011.

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