lunes, 22 de diciembre de 2008

Los que no se cansan de...




Este fin de semana, que quería yo disfrutar del solito y el descanso, no se me ocurre otra cosa que ponerme a leer el periódico. En esta ocasión La opinión, y en él encontré dos artículos que consiguieron sacar lo mejor de mi. Tardé dos minutos en encender el portátil y aporrear desaforadamente las teclas, escribí un artículo y lo envié directamente a lectores, cultura y a pomares (el periodista-editor que lo había escrito). Como imagino que no lo publicarán lo hago yo aquí en mi hueco. Suerte para ellos que sólo podía enviar 30 líneas.

Los antecedentes a mi cabreo son simples. Hay aqui una editorial, el CCPC, que se ha pasado toda su vida viviendo de los dineros públicos. De hecho, hasta tienen un edificio de varias plantas que según dicen generosamente les "ayudó" a pagar el gobierno, aunque las malas lenguas comentan que se lo "donó" por los favores recibidos... o por el bien que este centro ha hecho por la cultura canaria (claro, claro).

Desde hace no sé cuántos años, en el cierre de los presupuestos se le dan unos 40 o 60 mil euros de subvención, aunque hasta hace poco podíamos hablar muy bien de unos 90. Ahora, esa subvención peligra... bueno... eso dicen. Y en el periódico del sábado sale el gestor de dicha editorial (que es sociedad anónima, asociación sin ánimo de lucro, y colectivo según le venga) lamentándose.

Muchos conocemos a este señor.

Canon caduco.

No puedo describir la sensación que me invade, más allá de una indignación imparable, cuando en el día de hoy, leo dos artículos sobre las eternas “penas” y quejas del señor Placeres, del CCPC, y sobre todo, por las palabras de nuestro querido Pomares.
No puedo por más que felicitar a la señora Milagros, Consejera de Educación, si su negativa a seguir manteniendo a este centro es cierta. Puede, que el CCPC haya realizado en su día, un trabajo afanoso, laborioso y encomiable. Pero andamos ya por el siglo XXI y me pregunto, si las presentes generaciones, y las generaciones venideras, no hemos pagado con creces, un “canon” histórico que en algún momento debería darse por caduco y zanjado.
Yo, personalmente, no me siento en deuda con el CCPC, y como yo, muchísimos.
Quizás tantos cientos como los que comentan que hay a su favor.
Y que yo sepa, las subvenciones sobre memoria histórica solo en Canarias están en vigor desde hace nada más y nada menos que 31 años. Que se dice pronto!
No es el CCPC, el único que ha sentido el dolor lacerante de la caída del látigo sobre los ingresos empresariales, cuando se habla y se dice lo que se piensa y cuando se defiende lo que se cree y al político de turno no le gusta.
El señor Pomares, no hace más que quejarse de ese tema por cuestiones ya conocidas, y una servidora, ha visto, como le han recortado los presupuestos en más de una ocasión, por decir en voz alta, lo que piensa. Así, que si el señor César, quiere expresarse libremente, deberá, como todos, lamerse las heridas. Porque sinceramente, no entiendo cual es el plus de benignidad que se merece él y no otros.
A nivel empresa, es un insulto para el común de los empresarios culturales, que se le den cuarenta o treinta mil euros de subvención. Ni lo entiendo a día de hoy, ni lo entiendo desde hace años.
Hay muchísimas empresas que luchan, trabajan y fomentan la cultura canaria. De muchas y diversas formas, y no solo no reciben dinero, sino que guardan la esperanza de que nuestros políticos se den cuenta de una vez que han llegado las nuevas tecnologías al medio cultural. Es decir, que tenemos que modernizar la idea de la canariedad, de lo que es la cultura canaria, el acervo canario y un largo etc., quizás así, pudiéramos conseguir que los jóvenes canarios se acerquen un poco más a la cultura.
Lo que siempre he creído, es que el riesgo empresarial, debe ser asumido por la empresa
aunque cuente con ayuda de patrocinios, y si no se pueden publicar 800 se publican 100.
Por que yo lo que planteo es que si como todos sabemos el CCPC publica el 90% de sus
libros con ayudas y escudos lo que supone que deben cubrir gastos, o una buena parte,
¿de qué se queja?, y si tiene pérdidas ¿porqué sigue por el mismo camino?, ¿es que este
profesor de Universidad no sabe nada de gestión de empresas? Pues quizás vaya siendo
hora después de 31 años, que asuma conocimientos como hemos tenido que hacer el resto de los empresarios culturales. Ya está bien.

Si lo publican les aviso.

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