jueves, 28 de octubre de 2010



me arrebujo en el sofá, con la colcha de colores de mi madre, rotu en mano con la sana intención de corregir La fallera Cósmica de Marina Sanmartín, que se presenta ahora, el 19 en Valencia.

"... El principio del desierto. Sé que voy a morir. Pensé que iba a morir mientras volvía a besarme con los ojos cerrados; y no me importó. Porque cuando muera, los trenes seguirán partiendo de las estaciones y los paisajes y las vías, ajenos, seguirán mudos, observando cada trayecto. Y la playa también seguirá. Y las mañanas grises, abandonadas, se sucederán cayendo una sobre la otra con la languidez de las hojas muertas. Le pedí que me acariciase y obedeció, dezlizando sus dedos desde mi clavícula desnuda hasta mis manos. Me erizó la piel. Y pensé en el tiempo que había transcurrido sin que eso ocurriera. Pensé en todas las canciones que me habían hecho llorar, en todas las historias, y le dije que me destrozara el corazón, que me agotara, como si fuera la última ciudad antes del principio del desierto y la nuestra fuera la última noche antes del último día. Y no tuvo más remedio que complacerme".

Me gustó el libro, me fui acomodando en el sillón, dejándome arrastrar por él. Me gusta Marina, me calló bien desde la primera vez que hablé con ella. Me gustó su vitalidad y la alegría que me transmitió, que me ha transmitido las pocas veces que he coincidido con ella.

"... Los días mejores. Los días mejores imagino que eres una capa de hielo, un lago congelado en un país donde el invierno es infinito; y me convenzo de que, con pequeños golpes, si no desfallezco, iré describiendo sobre tí una telaraña de líneas quebradizas, que crujirán como los muebles viejos hasta romperte en mil pedazos. Los días peores, el paisaje que atraviesa el tren es gris y tu presencia gana en mi mente el peso de un cadáver. Todo es agua. No hay en las esquinas rastros de los que podría ser... ni una solo huella. Y pienso que, si me quisieras, sería bruscamente, golpeándome contra las paredes, arrancándome la piel con la urgencia de los hambrientos."

Este libro me mostró a otra marina, ni mejor ni peor, solo otra. En un momento de la lectura, muerta de risa estuve a punto de mandarle un mensaje: "marina, yo también estoy enamorada de Colin Firth, y todas todas queremos un Darcy en nuestras vidas". Es obvio, me contuve.

"... Lástima que no podamos escapar de nosotros mismos, de las torturas que nos infligimos, de la felicidad que nos negamos. Somos una cárcel de máxima seguridad y estamos condenados a cadena perpetua. No existe posibilidad de fuga. Nuestro cuerpo y nuestra conciencia son el lugar que deberemos habitar hasta la muerte."

miércoles, 27 de octubre de 2010





Imagino a mis gatos este fin de semana reunidos en cónclave, decidiendo qué regalito hacerme. Al final optaron por dos, el pobre de la foto y una lisa. Pensé al verlo, que me vendría de perlas para un posit: "Premonición: así nos vamos a quedar cuando anuncien el recorte de presupuestos para cultura del próximo año".

No me dieron tiempo. Así me quedé ayer, cuando me enteré que nos habíamos quedado sin Dirección del Libro, Archivos y Bibliotecas. Desapareció, sin más anuncio, sin más discusión, sin más vamos a ver. Hablo contigo por la mañana y recoges tus cosas por la tarde.

Evidentemente no entiendo nada de política. Pero saber de esta desaparición me afectó. No porque estuviera de acuerdo en las no-políticas que se llevaban a cabo, no voy a ir de hipócrita, pero uno siempre guarda la esperanza de encontrarse con alguien, sino hoy mañana, que demuestre un interés por el sector, por la empresa, y que apueste por medidas eficaces de fomento, de formación y de tantas cosas.

Ahora, no es que hayan cambiado de persona, es que ahora estamos en el mismo sitio de hace 5 o 6 años. Ya ni siquiera tenemos el rinconcito donde reconocernos como medio sector.

¿Y el sector?

No he llamado a nadie, nadie me ha llamado.

¿Deberíamos hacer algo? ¿Se puede?

Vaya desastre.

martes, 19 de octubre de 2010



Dice la revista Esquire, que Nelson Mandela dijo: "Hay tareas que parecen imposibles de llevar a cabo. Hasta que un día, de repente, las has terminado."

Me quedé con esa frase de las exquisitas de la entrevista, quizás, porque en el momento de leerla, el SilaEncuentro, se encontraba a las puertas. Ese Sila que como caparazón de tortuga o casita de caracol, a veces parece pesarte, (muchas veces), pero en el fondo, no es sino una fuente de conocimientos y de amigos. Un placer.

No se me ha concedido el don de la palabra, o en este caso de la escritura, por lo que me resulta imposible resumir en este post, los avatares de estos dos últimos meses, (pa qué, también digo yo, que necesidad), pero no estaría bien, que pasara alegremente y no diera las gracias a todos los que han estado acompañándonos en este SilaEncuentro. No me atrevo a ir nombrando, porque la lista sino infinita sería larga. Pero aquí queda mi gratitud.

El Sila llegó, nos envolvió, pasó sin darnos cuenta,... ¡Tanto trabajo pa qué?!, la gente habló, discutió, descansó, bailó, cerró algún que otro acuerdo, y por lo que sé, se marchó encantada. Y sin apenas dormir... ya estamos trabajando en el siguiente.

Lo he pasado realmente bien en este Sila, ahora toca ponerse de nuevo manos a la obra.