lunes, 2 de febrero de 2009

Jorge Majfud. La Ciudad de la Luna. (4)





"... El gallo negro existió de verdad, y era tan real como el sol que cada día sale por el este y entra por la puerta del campo santo. Y fue por eso mismo que la respuesta del carpintero conformó a la gente y sirvió no sólo para perdonarlo, sino que muchos, incluso, sintieron compasión por el asesino. En lugar de la mano, el mudo Basilicio perdió los cinco dedos y fue recluido indefinidamente en el sótano de la torre de Abel, entre pilas de libros que de todas formas no pudo leer por falta de luz. Con el tiempo -decían en Calataid, con el ciego fanatismo de la realidad- cada vez que un guardia le llevaba su ración diaria, el mudo gritaba con los brazos algo que no se entendía bien por la falta de los dedos de la mano derecha".

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