miércoles, 23 de junio de 2010



Batman, mi gato inquieto murió ayer.
A la sombra del aguacatero lo puse a dormir.
Me están faltando árboles para plantar mis gatos.
En el avión.
El hombre avanza por el pasillo
se sienta entre la ventanilla y yo
mira un momento hacia afuera
y luego baja la persiana.
Es de esa gente que se conoce
las nubes de memoria.
(ana pérez cañamares. alfabeto de cicatrices.2010)

2 comentarios:

José María Cumbreño dijo...

Lo siento mucho, Ángeles. Un beso.

ubertostabile@hotmail.com dijo...

Algunos gatos nunca mueren, más allá de las 7 vidas, son como huellas que nos conducen, ligeros de equipaje, al corazón de su misterio. Florecerán los árboles.