viernes, 2 de septiembre de 2011




(¿qué? ni se te ocurra molestarme ahora)


Ha sido una semana para olvidar, para quitar del mes, con un delete cualquiera. desde el lunes, que se hizo infinito, inacabable, inabarcable, agotador. nueve horas y un batido de plátano y me quedó intacta la tonga de papeles, la sensación de no haber dado un solo pasito. entre sueño y pesadilla los fui poniendo en orden. con ganas de oír el despertador, desesperada viendo el lento ritmo de las manecillas. con el primer café de la mañana leía:


"Tienes siempre tanta prisa...-dijo Vance en tono de lamentación-. No te precipites. La sabiduría de los grandes filósofos nos previene contra ello. Festina lente (apresúrate lentamente) dice César, y el Corán dice con toda claridad que la prisa es del diablo. Shakespeare despreciaba constantemente la prisa: 'Se cansa pronto quien espolea demasiado rápido', 'Juiciosa y lentamente mejor que tropezar por correr demasiado'. Y no digamos Molière... ¿Recuerdas el personaje de Sganarelle?: 'Le trop de promptitude à l'erreur nous expose' (El exceso de rapidez nos expone a error). También Chaucer era de la misma opinión: 'No se apresura quien sabe esperar prudente'. Incluso las personas corrientes han plasmado la idea en diversos proverbios. 'No por mucho madrugar amanece más temprano'. 'Visteme despacio que tengo prisa'...


... Para que luego digan, que los mensajes del más allá no existen.


(El caso del canario asesinado. Willard H. Wright)

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