sábado, 28 de noviembre de 2009



Me acerco a nuestra web, en busca del enlace a la página de un autor amigo y miro las actividades que hay ya anunciadas, y lo único que he podido pensar es cómo lo hacemos. Me he pasado las últimas dos semanas en un ir y venir a la capital del reino, empiezo a creer lo que me dicen mis amigos castizos, cuando les digo que no me gusta su patria chica, que por mucho que voy no consigo adaptarme y ellos me dicen que sólo voy por trabajo, que siempre voy con el tiempo justo para saltar de entrevista a reunión, a presentación, y de vuelta a la patria guanche, y que así no voy a poder apreciar sus magnas virtudes. Será.

He descubierto un rincón especial en esta ocasión, la librería tres rosas amarillas, dedicada en especial al libro de cuentos (o relatos). Aunque hacía tiempo que conocía de su existencia, el ir a presentar Mujeres Cuentistas, me dio la oportunidad de acercarme. Una envidia sana de yo quiero una librería como ésta! En fin... yo les diría que se pasaran y compraran un librito.

Mujeres cuentistas... me cogieron a lazo y me sentaron a presentar la antología. Sin anestesia. José Naveiras y Estéban Gutiérrez que lo hicieron magnífico. Por supuesto más que estupendas "nuestras niñas cuentistas", y los amigos que se acercaron. Creo que todo el mundo quedó a gusto. Puse cara a alguno de nuestros autores que pasaron por allí. Escuché maravillas de esta casa editora de la que formo parte. Y salí con la satisfacción del deber cumplido, frase hecha, lo sé, pero que en esta ocasión, llenó mi neurona de cosas, de ideas, de reflexiones y preguntas. Aún siguen dando vueltas en mi cabeza.

Muchas veces en estos actos lo que te ocurre es que te das cuenta, como un mazazo de lo más real y tangible, los escritores magníficos que tienes en tu fondo. Y esta vez, no hablo de sentimientos, implicación, familia y pasión... Hablo de su creación, de su trabajo. Y dices: Joer! es que son buenos. Y aunque tú ya lo sabes desde hace tiempo, te das cuenta de golpe. A veces es abrumador todo lo que ese pensamiento te hace sentir.

Estaba allí, escuchando lo que decían unos y otras, observando, absorviendo, y preguntántome porqué han surgido en torno a este libro unas disquisiciones de género que no existen. Cómo algunos hombres (supuestos escritores) se atreven a decir tan categóricamente que no piensan leer este libro, por el simple hecho de que sean mujeres, escritoras, cuentistas y no encontrar una voz masculina en esta antología. ¿Siglo qué... 21?

Es tan absurdo este tema, que si lo menciono es simplemente porque estando allí, sintiendo y pensando en todo esto, siendo consciente de la fuerza de la escritura de estas creadoras, lo único que me ha dado por pensar es la pena que me da este hombre por todo lo que se va a perder.

Y después, me da por sonreir.

No hay comentarios: