sábado, 20 de junio de 2009

PRUDENTE





Hace unos días, de vuelta de mis vacaciones cumpleañeras, leía un breve artículo-entrevista a Beatriz de Moura, que le hacían con motivo de la celebración de los cuarenta años de Tusquest. Me resultó curioso.
Hace tiempo, un amigo nos contó que en una conferencia dada por Moura, comentó que su editorial tardó 13 años en "arrancar". Al leer el artículo, me di cuenta, que hay momentos que son difíciles para todos, incluso para los que pensamos que lo tienen ya todo hecho.
Me hizo sonreir la entrevista: le preguntaban por el más vendido de su editorial y también por el peor... y hablaba de ese autor (espinita clavada decía) que era Semprún, que siendo extraordinario, no vendía lo que se merecía. Y me hizo recordar, que apenas unos días atrás, habíamos estado en Madrid, en su feria, hablando precisamente, de ese autor, en este caso, nuestro autor, al que admiro con total devoción como persona y como escritor y que tampoco nosotros conseguíamos que alcanzara la cota de venta que se merece.
La idea de ese worstseller fue de las editoriales Artemisa y Escalera, y fuimos invitados a participar en ese debate junto a otras dos, Salto de Página y Errata Naturae, tratando de buscar el porqué de esa venta que no llegó. Fue una idea genial que llamó la atención de todo el mundo.
Cinco editoriales, una de ellas representada por el autor, Carlos Jiménez, sentadas ante una sala para mí repleta. Sin embargo, y en contra de todo pronóstico, me encontraba muy tranquila.
El... no sé muy bien si llamarlo debate pasó, y dudo en llamarlo así, pues cierto me pareció lo que comentó Inma, y es que al final, no llegamos a ninguna conclusión del porqué de ese fracaso. Quizás no era lo importante.
Tomando la cervecita de celebración, pedí críticas constructivas de mi intervención.
Y no se vayan a creer que fueron condescendientes... ja! Les faltó tiempo... ni cortos ni perezosos allá empezaron. Por supuesto me pareció muy bien todo lo que dijeron, y les doy la razón, aunque confieso, que salvo una, con el transcurso de los días he conseguido refutarlas todas.
Al día siguiente, apareció la foto de todos nostros en El País.
El primer comentario que me hicieron fue: ¿Porqué te pusiste detrás?
El segundo: Aquí dice que eres prudente.
Prudente.
Me ha encantado.
Efectivamente.
Me comporté prudentemente.
No traté en ningún momento durante el debate de hablar más que ninguno de los compañeros de mesa, ni de interrumpir, ni de dar más explicaciones de las justas, ni contestar más preguntas sino las que me dirigían. Ni siquiera corregí a la periodista que moderó la mesa, cuando dijo que una de las editoriales presentes con 20 títulos, era la que más libros tenía publicados. Sinceramente, no me pareció oportuno decirle: oye mira, que nosotros pasamos de los 400. No, me pareció que era como decirle... no has hecho tus deberes, y no sabes quién es quién en esta mesa. No.
Mis compañeros me achacan que siendo la editorial con más años, más títulos, mas experiencia y más de todo... no fui sin embargo la que llevó la voz cantante. Fue así, efectivamente. Pero es que no hubiera sido yo si lo hago de otro modo.
Claro que me sabía todas las respuestas.
Claro que podía haber hablado de nuestra web, de los más de veinte enlaces a blogs de nuestros autores y de lo que eso representa, cuando te acercas y ves como se van conectando, publicitando, apoyándose unos a otros. Claro que podía hablar de diseños, portadas, colecciones... y claro que podía haber hablado de críticos. Podía haber hablado de todo eso y de más.
Pero no lo hice. Y creo que no lo hice porque consideré que la situación no lo requería.
Sé que muchos pensarán que fue un error, pero yo no lo veo así.
Creo que después de trece años, no es hora de "vender" la editorial, porque la editorial está ahí.
Y estoy muy segura de ella, de lo que es, de lo que fue, y desde luego, de lo que será, y no necesito venderla, más allá, entiéndase, de todo deber y obligación. Y por supuesto, orgullo. Venderla sí, pero a la manera de lo que es cada uno.
Creo que la editorial tiene su catálogo, tiene sus autores, tiene su proyecto, y creo que lo que hace falta ahora es otro tipo de acciones para conseguir situarla. Estamos en ello.
No que yo me convierta en mi querido Asno, de Shrek... Yo! yo lo sé! preguntame a mí! yo! yo!
Un joven autor me dijo esto ayer:
"Leí un artículo en la prensa sobre la reciente Feria del Libro de Madrid, en el que se hacía referencia a varias editoriales que están más allá de los best seller (Baile del sol, entre ellas). Entré entonces en su web y me dio la impresión de que ustedes tienen una editorial donde priman las personas y la literatura, sin que ello suponga olvidar que una editorial no es una ONG y que el aspecto económico también es prioritario..."
Creo que sobran las palabras.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguí adelante, Angeles. Un día Baile del Sol cosechará todo lo que justamente se merece y gente maravillosa como vos y Tito verán multiplicadas las satisfacciones que hoy recogen, que no son pocas ni carecen de méritos. Planeta no es mejor que ustedes, sólo que con un monstruoso capital detrás es más fácil tener visibilidad en este mundo que funciona según las reglas del mercado y la publicidad.

Anónimo dijo...

Baile del Sol es la editorial más conocida de Canarias fuera de España. Por qué pintarse a sí misma como "editorial pequeña", si ni la competencia se atreve a hacerlo? Si todas las grandes editoriales comenzaron mintiendo todo lo grandes e influyentes que son hasta convertir en realdiad sus propios deseos, cuál es el propósito de un negocio inverso?

Inma Luna dijo...

Pues no sé, querida Ángeles, yo creo que sí era el momento oportuno paa contar algunas cosas y creo también que eso se puede hacer sin resultar impertinente ni parecer una listilla, simplemente comentando las cosas en las que trabajáis y de qué manera lo hacéis. Creo que está bien dar a conocer todo eso, sacarlo a la luz, sobre todo si, como tú dices, tenéis un catálogo y una trayectoria con la que respaldarlo. Una cosa es perfectamente compatible con la otra. Besitos.