domingo, 21 de junio de 2009

¿Y no podías haberle puesto otro título?




(Gracias Patxi)

Patxi Irurzun
Mi libro La polla más grande del mundo -no sé si por suerte o por desgracia para mí- no es autobiográfico. Es algo que tengo que aclarar cada vez que lo presento, o hablo o me preguntan sobre él. Y también que no es un libro pornográfico. Está claro que elegir un título como ese no fue una decisión del todo acertada. Y mira que mi madre me lo advirtió:
-¿No podías haberle puesto otro título, hijo?
Según ella, con ese título sus amigas no podrían ir a Gómez, la librería moña de Pamplona, y preguntarle al librero si tenía la polla más grande del mundo.
¿Por qué lo hice, pues, porque elegí un título tan chabacano? Porque quería que todas las miradas se volvieran hacia mí. Como el niño que está venga hacer cucamonas en mitad de una habitación llena de gente, sin lograr llamar la atención de nadie, y de repente alza la voz para gritar teta-culo-pedo- pis. Pensé que de ese modo, por fin, podría mostrarles de lo que era capaz. Una operación publicitaria, en definitiva, en toda regla, aunque un tanto inmadura y sin duda fracasada, que ha tenido efectos contrarios a los deseados: en los periódicos no han reseñado el libro, las librerías lo han escondido... Y todavía recuerdo la pasada feria del libro de Pamplona, cómo por los altavoces todos los libros presentados eran voceados con sus correspondientes títulos y al mío se convertía simplemente en "el último de Patxi Irurzun" (y eso que el spiker era un muchacho con rastas, con un aspecto de los más transgresor).Todos estos inconvenientes los intenté sortear con acciones de guerrilla promocional, como sacar mi polla aprisionada bajo las pilas de novedades y colocarla sobre pijamas de rayas o catedrales del mar. También quise hablar del libro en una columna que tenía en una edición local del periódico ADN, una columna que no llegó nunca a publicarse (ni esa ni ninguna más a partir de ese día), en teoría porque la había usado para autopromocionarme (también hice alguna alusión a la familia real y al Diario de Navarra, grupo que pertenecía al mismo grupo informativo que ADN, pero ese no era el problema, me dijeron).
Está claro que un título como este, La polla más grande del mundo, además de inapropiado, estaba gafado. Y que, desde luego, no es ilustrativo respecto al contenido del libro. La polla más grande del mundo es solo el título de uno de los 70 cuentos (o 69 más uno), de todo tipo y estilo, que lo componen y ni siquiera ese es un cuento autobiográfico o pornográfico, sino que hace referencia a una gallina de dimensiones monstruosas. Un chiste, vamos, que ya explica la portada de Kalvellido.El escritor Miguel Sánchez-Ostiz, por su parte, ya puso por escrito la inconveniencia de un título como este:
Patxi Irurzun acaba de publicar unos relatos tan duros como hermosos, ‘Ajuste de cuentos’, y no hace mucho otros reunidos en ‘La polla más grande del mundo’, que es un título que invita a no leerlo o a despreciarlo. Y sin embargo en sus páginas late un humor zumbón y una forma de mirar más pacificadora que otra cosa, en un mundo hostil para quien parece estar condenado a ser un perdedor. Junto al vitriolo, Irurzun expresa un sentido de la belleza de lo cotidiano y pequeño, una emoción común y compartible.
Creo por todo eso que La polla más grande del mundo es un digno aspirante a “Libro peor vendido” (es importante añadir lo de “vendido”, creo que hay cientos de libros que se venden como rosquillas mucho peor escritos). Aunque en mi defensa y la de mi puesto de trabajo (porque para colmo trabajo en una agencia de publicidad), debo decir que la estrategia de marketing no era tan descabellada y el blog del mismo título que abrí para promocionar el libro se acerca ya a las 200.000 visitas. No me pregunten, eso sí, cómo ni por qué llegan, hasta ese blog, los pajilleros, perdón, quise decir los internautas.

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